El pasado sábado 16 de febrero nos embarcamos en una de esas misiones arriesgadas que pueden salir de maravilla… o no, pero donde lo único que te queda es confiar en tu saber hacer.
La idea era grabar un single completo con todo lujo de detalles para el artista sueco Jacob Axel Peter. Estaba claro que en una tarde no iba a haber un producto terminado, pero nos hacía falta, por lo menos, tener todo el material grabado que pudiésemos necesitar. Eso incluye guitarras, bajos, batería y percusión, voces y hasta algún teclado. Así que nos juntamos en el estudio Jacob, Sergio Díaz, Eloy Acosta y Ángel Aznar, para intentar darle cuerpo y estructura a una canción de la que solo existía, como tantas otras veces, una guitarra y una voz. Pero, como se suele decir, «con buenos cimientos se hace una casa». Aquí los había.
Si no tenéis la suerte de conocer a Jacob, os diré que es la típica persona que te cae bien desde el primer momento. Un tipo amable y simpático que le pone ilusión a lo que hace y con el que yo tenía muy claro que iba a ser fácil trabajar. Además, por si fuera poco, fuimos nosotros quiénes la buscamos, porque nos habían dado a escuchar su single 1974 y nos habíamos quedado prendados de su música y de lo que podríamos hacer con ella.
Este nuevo tema, tampoco decepcionaba. Un riff interesante, una línea de bajo elegante y un estribillo pegadizo. ¿Qué más se puede pedir para empezar?
Pues arrancamos como siempre con una guitarra y una voz de referencia para tener clara la estructura y a partir de ahí empezó la magia.
Sergi, un batería de los que tienen el metrónomo tatuado en el fondo del cerebro, además de ser un excelente batería de rock, con una técnica muy depurada, no le tiene miedo tampoco al jazz o el blues y cuando tiene que cambiar de estilo lo hace sin despeinarse. Por si fuera poco, ya que el set de batería que tenemos montado en el estudio incluye congas y bongos, quiso probar con ellos para hacer una docena de compases en un corte más suave de la canción y les dio un tono totalmente inesperado. Eso, además de lucirse en un solo con una velocidad pasmosa, le dieron al tema una base poderosa para continuar.
Trabajamos con la línea de bajo que tocó en su mayoría Jacob salvo algunas líneas que tocó Eloy y empezamos a montar guitarras.
La principal, la rítmica del riff que acompaña toda la canción; la rítmica con distorsión que irrumpe de vez en cuando; la del solo, la que dobla, la del arpegio, la del wah-wah y la otra y un detalle y otra cosa… vaos, que empezaron entre Eloy y Jacob a sumar guitarras y detalles y a encajarlas unas con otras hasta que quedó algo que sonaba rico, pero compacto.
Algo parecido pasó con las voces. El tema arranca con una voz profunda en los primeros compases, que rompe a una voz con más protagonismo, pero ambas se mantienen al unísono prácticamente durante toda la canción aunque sea imperceptible para la mayoría. Igual que antes, empezaron a brotar coros y detalles vocales que se fueron añadiendo a la pieza. Unos se quedan y otros se van. No todo lo que se graba queda en el montaje, pero siempre es bueno probar.
Después de unas cuantas horas ya estábamos todos agotados y aún quedaban por grabar los teclados que, por suerte para Ángel Aznar, fueron de las partes más sencillas. Un buen sonido Hammond y un colchón que diera unidad a la pieza. Algo de protagonismo y algún fraseo aquí y allá, pero sobre todo, dar un cordón armónico para que el oyente pueda seguir el tema sin entir ningún salto.
Eran ya más de las once de la noche cuando terminamos de dar los últimos detalles. Unas pizzas, unas cervezas y cada uno para su casa; pero a pesar del cansancio, creo que todos nos marchamos, con ese buen sabor de boca que deja haber hecho algo interesante.
La pieza está ahora mismo en post-producción y aún queda darle los últimos retoques y masterizarla, pero pronto os la mostraremos aquí. Hasta entonces, un poco de paciencia y, sobre todo, muchas gracias a todos por el trabajo y a Jacob por traer su trabajo y confiar en nosotros.
Os dejamos aquí la canción que nos cautivó.