Eloy Acosta en un concierto de Streaming a través de Facebook
Imagen cedida por Eloy Acosta

A día de hoy llevamos más de 40 días de confinamiento en España y está prácticamente el planeta entero en la misma situación. En los primeros días de confinamiento, cuando se cancelaron conciertos de «los grandes nombres» de la música, como Alejandro Sanz, Juanes y similar, estos dieron un concierto a través de Youtube para sus fans… y eso fue todo. Pero el confinamiento está siendo largo y para los músicos especialmente duro.

Ya habíamos visto en Italia cómo los músicos salían a los balcones a animar a sus vecinos y aquí no íbamos a ser menos. Sacábamos los amplificadores a la ventana o incluso ofrecíamos conciertos por streaming, como el compañero Eloy Acosta o el amigo Pedro de Mingo, o incluso como el vídeo que preparamos con la canción de Jose Riaza. Y todos tan contentos… o casi.

La realidad de los músicos, por desgracia es otra. Sí. Está claro que nos gusta entretener y que escuchen lo que cantamos, hacer disfrutar a la gente y hay quien ha tenido más «espectadores» en este tiempo, que antes. Al fin y al cabo, ya casi nadie quiere ir a descubrir una banda nueva; si te la traen a casa es otra cosa.

Pero ¿De qué están viviendo los músicos en tiempos de virus?

Bueno… primero habría que saber que los músicos, normalmente, no sólo viven de tocar. Lo normal es que un músico que vive de ello se reparta en:

  • Una banda o dos de temas propios que es lo que le gusta de verdad
  • Una banda o dos de temas tributo o versiones (eso incluye orquesta)
  • Clases particulares o en academia
  • Sesiones de grabación en estudio (si es lo bastante bueno)
  • Mercenario para músicos sin banda
  • …otras actividades (talleres, música para niños, canal de youtube, etc.)
  • «Trabajo sin relación que aporta dinero»

Mucho donde repartirse, ¿Verdad?

La triste realidad…

…es que los músicos nunca han sido un sector «en auge» o que diese dinero. El chiste suele ser: «Un músico mete 3000€ en un coche de 300€ y hace 30km para dar un bolo de 30€»… la realidad es que a veces ni eso, porque siempre hay quien te dice que «toques para darte a conocer». Pero ¿Y ahora?

Los que solemos dar conciertos en bares y restaurantes hemos perdido todas nuestras fechas y no parece que se vayan a poder recuperar pronto. Las salas ya empezaron a controlarse antes del confinamiento y seguramente seguirán controladas después. Incluso nuestro estudio está cerrado y algunos de los trabajos que estaban en marcha se han quedado en dique seco. ¿Entonces qué? ¿Debemos tumbarnos panza arriba y esperar a quedarnos secos? ¿Seguimos dando conciertos por streaming y confiamos en que alguien nos soltará alguna moneda como si tocásemos en la calle? ¿Qué hacemos para que los músicos puedan sobrevivir y no tengan que dedicarse a malvender su equipo?

¿Sobrevivimos?

Algunos que estamos dados de alta como autónomos nos acogeremos, si es posible, a aquello del «sueldo vital», que por supuesto no va a ser suficiente para vivir, pero ¿Qué pasa con los demás? La descorazonadora verdad es que la música se mueve con una profunda economía sumergida y, aunque haya asociaciones, no existe ningún «carnet de músico» que te legitime para solicitar alguna ayuda. Por desgracia no hay fórmulas económicas para los artistas, y esto no sólo incluye a los músicos. Cualquiera que cree contenido artístico (literario, plástico, musical, etc.) está desamparado ahora mismo. Si estabas viviendo más o menos de ello ahora estás en dique seco y si aún puedes ofrecer algo, es de pura chiripa.

Tal vez nuestra mejor herramienta sea asociarnos. Intentar unirnos a asociaciones grandes ya creadas (en las que vamos a tener poco o nulo impacto) y rezar para que nos ayuden; o crear nuevas asociaciones específicas de nuestro gremio. ¿Pero servirá de algo? ¿Se puede pedir a cualquier gobierno que te ayude si apenas reconoce tu existencia? Nos ampara la propiedad intelectual… y en algunos casos otras regulaciones como la de artistas de «circo y variedades», pero ninguna contempla que tengamos que comer.

¿Conclusión?

Mientras Alejandro Sanz da un concierto como «algo guay» para sus fans, el sector musical, artístico y de espectáculos hace aguas por todas partes… y aún así seguimos entreteniendo. Seguimos en la brecha intentando animar a la gente y hacer que se olviden, aunque sólo sea por un rato, de que estamos encerrados en unos pocos metros cuadrados. Seguimos intentando sacar una sonrisa, o distrayendo, o haciendo disfrutar, o lo que pretenda cada cual, no sólo porque sea bueno para vosotros, sino porque es la única manera que tenemos de hacer algo que nos haga felices.

Esto también pasará. Y cuando lo haga, sólo esperamos que os acordéis de devolver el favor y vayáis al concierto de ese amigo que siempre os invita, o al teatro a la obra de algún conocido, o simplemente, que salgáis a algún sitio con «Cena y Espectáculo», porque esa gente lleva años preparándose para esa hora de atención que le vais a prestar en vuestra vida.

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